Llevo tres comienzos de post y se me hace difícil escribir estas líneas. A ver como os lo explico. Este lunes nos ha dejado Isabel Genís. Me imagino que muchos de vosotros a lo mejor no sabéis de quién se trata. No era una regatista, pero sí era muy querida por regatistas y sobre todo por periodistas de todo el mundo.
Isabel Genís era una gran organizadora de salas y de equipos de prensa en grandes eventos. Gran parte de su vida la pasó en París, donde se hizo un nombre en el mundo de la comunicación. De la mano de Bruno Troublé y de Louis Vuitton llego a la America’s Cup, precisamente fue en Auckland en el año 1999 cuando la conocí. Quién me iba a decir mí, que conocería a alguien de Palafrugell en la otra punta del mundo.
A partir de ahí empezamos a coincidir en multitud de eventos: The Race, MedCup, más America’s Cup y Barcelona World Race, precisamente en la última edición de la regata catalana trabajamos de la mano, Isabel como directora de comunicación de la regata y un servidor como jefe de prensa del One Planet, One Ocean, equipo que pertenecía a la FNOB.
Isabel era de estas personas que siempre que podía te echaba una mano, no tenía horas y se desvivía. La última vez que le pedí ‘ayuda’ fue en la organización del Congreso de Prensa Náutica, que se organizó con motivo del 40 aniversario de la Christmas Race de Palamós. Me dijo que me ayudaría en todo, y así fue, dando además una clase magistral de cómo se debía organizar una oficina de prensa de un gran evento.
En aquel momento no sabíamos –al menos yo- que la terrible enfermedad del cáncer pasaría a visitarle. Durante el año y medio siguiente luchó, eso sí, sin perder nunca su sonrisa. En febrero tuve la oportunidad de comer en ella y con Andor Serra, nuestro jefe en distintas etapas y amigo, en Palamós, parecía que había vencido a la enfermedad. Le vi de nuevo en Barcelona en julio con motivo de la celebración de las Extreme Sailing Series, comimos en el village con otros compañeros, la vi mejor que en febrero, incluso ella viajó a Bermuda con motivo de la America’s Cup.
Y cuando parecía que aquél mal sueño había pasado, este lunes recibo a mediodía una llamada para darme la mala noticia que Isabel nos había dejado. Ha sido un final muy rápido, para mí inesperado, y más creyendo que lo peor había pasado, pero no fue así, el destino nos tiene preparados estos golpes. Isabel no está físicamente aquí, pero sí queda su recuerdo, y creo que para todos los que la conocimos y la tratamos, su legado quedará aquí para siempre.
Estoy seguro que desde el Cielo nos seguirá guiando. Isabel descansa en paz.
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