

Acabó la Series World Cup Final de Santander el pasado fin de semana. Era la prueba de fuego para la ciudad después del Mundial de 2014, y que aún colea. En esta ocasión básicamente la apuesta fue del Real Club Marítimo y del Ayuntamiento como organizadores locales junto a la World Sailing, dueña del circuito. Al menos en esta ocasión la Federación durante el evento pareció pintar poco, nada que ver con la anterior edición en la que estuvo metida hasta en la sopa y pasó lo que pasó.
El presupuesto, como expliqué en el post ‘Que no falte de nada’ , ha sido generoso para un evento de estas características. Siempre lo que debe primar es que la regata funcione en el agua –que me consta que así fue y es que Lucky Serrano para estas cosas es una garantía-. Y luego en tierra, se vista más o menos en función de lo que quieran promocionar entre la ciudadanía para demostrar que ahí se está haciendo algo extraordinario. A partir de ahí surgieron ciertos comentarios en redes sociales de si la Duna estaba llena o vacía durante la competición. Yo vi fotos de las dos maneras; pero como no estuve allí durante la regata, no voy a opinar al respecto.
A raíz de mi artículo, llegó a mis oídos de que alguien no acabó de entender lo que venía a decir en aquel post. Para que quede claro, me congratulaba que aún queden instituciones como el Ayuntamiento de Santander y patrocinadores como el Banco de Santander y Loterías y Apuestas del Estado sigan apostando, y nunca mejor dicho, por la vela y en concreto por la olímpica.
En realidad la regata ha servido para que Santander siga teniendo una competición de alto nivel, de esto no hay duda; aunque nada comparable con el Mundial de Vela Olímpica de 2014, regata que el próximo año se celebrará en la localidad danesa de Aarhus. Ahí sí será donde los equipos se jugarán el cobre y buena parte de las plazas para los Juegos Olímpicos de Tokio.
El Real Club Marítimo de Santander es por tradición y por historia uno de los más importantes del país, y debe de ser el que tome las riendas de las regatas, como ya ha hecho en este caso.
Ahora solo falta que el ayuntamiento y el club, que tienen cuatro meses para ello, justifiquen los gastos de cada partida. Y con eso, todos tan contentos y a por la siguiente.