Por fin el huracán Lorenzo dio una tregua y los 87 barcos participantes en la Mini-Transat tomaron la salida este sábado día 5 de octubre y con un solo punto de mira, Las Palmas de Gran Canaria. Han sido 14 días de tensa espera en La Rochelle (Francia), puerto de salida de la clásica regata gala en solitario y en barcos de 6.50 metros.
La flota tiene por delante 1.350 millas en las que se van a encontrar de todo, las olas de 6-10 metros de hace unos días parece que han desaparecido y se han quedado en 2-3, que no son poca cosa para estos mini barcos.
También los vientos de 30-40 nudos que había hace pocos días en su camino por el Golfo de Vizcaya también han bajado muy mucho y en la salida apenas superaba lo cinco nudos, con lo que las velocidades en las primeras horas de los barcos era entre los 3-4 nudos. Se prevé que el viento a medida que vayan avanzando vaya subiendo hasta los 14-15 y donde se pueden encontrar los primeros problemas es a la altura de Cabo Finisterre, donde a partir de ahí y la bajada por la costa portuguesa se pueden encontrar vientos de popa, con lo que se espera una bajada rápida por la península. A partir de ahí y una vez superen Cabo San Vicente se prevé una bajada de la intensidad a los 20 nudos de empopada, lo cual puede hacer más cómoda hasta llegar a la capital de Gran Canaria.
Con el poco viento de las primeras horas la flota navegaba bastante comprimida y con cambios constantes en la clasificación. En Proto (22 participantes) el catalán Pep Costa llegó a ser cuarto y en Serie (65 participantes) el canario Miguel Ángel Rondón estaba en el puesto 51 y el andaluz Rafael Fortes el 56.