La actual situación de incertidumbre que rodea el futuro de algunas clases olímpicas está provocando cierto nervisismo entre los regatistas que pueden verse afectados por estos cambios. Se trata del Finn, 470 Masculino y Femenino y RS:X Masculino y Femenino, según anunció en febrero la federación internacional. En mayo del próximo año el consejo de la World Sailing deberá tomar una decisión siguiendo las recomendaciones del comité de eventos. Mientras, estas clases están en campaña para defender la permanencia de su status olímpico de cara a París 2024.

Pero las aguas andan algo revueltas en esta edición histórica, especialmente para cinco de las diez clases olímpicas en liza, que están en revisión para los Juegos Olímpicos de 2024. El COI ha confirmado que el deporte de la vela formará parte del programa olímpico de París, pero hasta el 2020 no decidirá cuántos oros pondrá en juego. La intención de World Sailing, la federación internacional de vela, es proponer seguir con diez eventos, el mismo número del programa de Río 2016, pero cinco de ellos están en revisión.

La bahía de Palma ha acogido recientemente el Trofeo Princesa Sofía Iberostar, la regata de vela olímpica más grande de todo el mundo. La cita, que se celebra desde 1968, ha batido el récord en su 49ª edición, con la participación de hasta 870 barcos y 1.215 regatistas de 62 países, entre ellos cerca de una veintena de medallistas olímpicos de Río 2016.

El presidente de World Sailing, Kim Andersen, ha explicado durante el Sofía que “tendrá que haber un mínimo de dos eventos mixtos, quizá cuatro”, para cumplir con el objetivo marcado por el COI de aumentar la cuota de participación de mujeres en los Juegos Olímpicos. En estos momentos el catamarán Nacra 17 es la única clase mixta, tripulada por un hombre y una mujer.

“Incluso podríamos trabajar con el cambio de eventos sin cambiar el equipamiento, por lo que creo que puede haber buenas soluciones, pero evidentemente habrá consecuencias para algunas de las clases”, ha advertido Andersen en Mallorca.

El director del Trofeo Princesa Sofía, Ferran Muniesa, es consciente de los “nervios” que hay entre las clases afectadas. “En nuestra regata siempre hemos trabajado muy de la mano con las clases -ha dicho el portavoz de la competición balear-, por ejemplo les hemos dejado probar nuevos formatos de competición cuando nos lo han solicitado. Es la forma de que los regatistas se sientan cómodos. Así que por una parte entendemos la necesidad de evolucionar y de adaptarse a las exigencias del COI, y por la otra vemos con empatía las campañas que están haciendo las clases”.

Y es que, a dos años de la disputa de los próximos Juegos, la carrera olímpica ha empezado. Numerosos equipos internacionales eligen la bahía de Palma como base para sus entrenamientos invernales durante las semanas previas al Sofía Iberostar, que da inicio a la temporada de regatas en Europa. Una temporada que este año es crucial, ya que en agosto se ponen en juego en los campeonatos del mundo de Aarhus (Dinamarca) las primeras plazas de país para Tokio 2020. Los regatistas, por tanto, intentan concentrarse en sus preparaciones para asegurarse una plaza en Japón, y de reojo siguen la polémica en los despachos, en vistas a la siguiente campaña olímpica.

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