Los barcos cada vez son más modernos y radicales, y cuando hablamos de la America’s Cup es hacerlo del súmmum de la tecnología náutico-deportiva, pero al final no dejan de ser barcos, voladores pero en definitiva barcos.
En los últimos años se ha rizado mucho el rizo con los barcos con foils y ya tenemos standardizados los catamaranes, los skiff y hasta las tablas de windsurf voladoras.
La fiebre generada por la America’s Cup se contagia al resto, y ya las difuntas Extreme Sailing Series se pasaron al GC32 para volar y la vela olímpica también ha ido por estos derroteros, primero con los Nacra 17 y de cara a París 2024 será el turno de las tablas.
Pero no deja de ser curioso que al final el ingenio tiene un límite y no me dirán que el último invento de Team New Zealand de cara a la próxima America’s Cup en 2012 tiene un aire al Vaurien.
Si es que al final vuelven los clásicos de toda la vida.
Eso sí, un Vaurien con patas y alas.