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Barcelona ha organizado una buena Copa América, los inputs de los equipos han sido todos positivos y nada hacía presagiar un final tan precipitado y que ha cogido con el pie cambiado desde al Defender Team New Zealand hasta el último Challenger. Y no digamos ya al empresariado, que sí apostaba por seguir siendo sede de la Copa América.
Incluso el alcalde de la ciudad condal, Jaume Collboni, se felicitaba por el éxito de esta edición y todo apuntaba que la intención era de que la 38 edición se celebrara nuevamente en Barcelona, pero apenas tres días después de acabar el evento y cuando todo el mundo esperaba una segunda edición, ha cedido a las presiones de los Comuns y la CUP, a los que se ha apuntado a última hora Esquerra, como condición para seguir apoyándolo para seguir en la poltrona.